Después de las Guerras Mundiales, el mundo y la población sufrieron cambios substanciales. La transformación del mundo comenzó, surgieron rupturas que poco a poco se fueron convirtiendo en huecos. Las corrientes y movimientos, que antes comenzaban una después de otra, fueron comenzando al mismo tiempo. Muchas personas tenían millones de cosas que decir y expresar.
El sentido y la percepción de la vida cambiaron totalmente y esto se vio reflejado en las creaciones de los nuevos artistas de las vanguardias del siglo XX. De ahí la violencia en el Arte, el pesimismo, los absurdos y lo desalentador.
Las vanguardias llegaron para romper tradiciones del pasado, inventar valores estéticos, surgieron como una provocación hacía la vida misma.
En esta ocasión ahondaremos en la única vanguardia que comenzó siendo literaria, para después extenderse a las demás artes (pintura, fotografía, cine y escultura), estoy hablando del Surrealismo.
André Bretón, su fundador, definió al Surrealismo como: “un automatismo psíquico puro por el cual se propone expresar, sea verbalmente, sea por escrito, sea de cualquier otra manera, el funcionamiento real del pensamiento”
Entre sus postulados proponía la creación libre mediante el azar y el rechazo a la razón, todo esto mediante la técnica del automatismo, que se entiende por el plasmar creativamente todo lo que emana de tu interior sin que intervenga la lógica natural. Por eso mismo la mayoría de las obras surrealistas nos remiten a los sueños con ayuda de la imaginación y el poder de la poesía.
“Y aunque más tarde el hombre intente corregirse al sentir que poco a poco van desapareciendo todas las razones para vivir, al ver que se ha convertido en un ser incapaz de estar a la altura de una situación excepcional, como la del amor, difícilmente podrá recuperarla. Y ello es así pues el hombre se ha entregado en cuerpo y alma al imperio de unas necesidades prácticas que no toleran el olvido. Reducir la imaginación a la esclavitud, cuando a pesar de todo quedará esclavizada en virtud de aquello denominado felicidad, es quitarse lo más hondo de uno mismo”
El primer manifiesto surrealista fue escrito por André Bretón, documento con el que se instauró el movimiento en Francia en 1924 y después en otros países.
Los surrealistas indagaron en las profundidades del ser humano para comprenderlo en su totalidad de dos maneras, con el surrealismo abstracto donde los artistas crearon universos figurativos personales a partir del automatismo más puro, entre los artistas destacados encontramos a Klee, Miró y Masson y los pintores que se interesaron por la vía onírica como Magritte, Dalí y Ernst.
“La obra plástica - escribió Bretón - para responder a la necesidad de revisión absoluta de los valores reales sobre la cual hoy todos los espíritus se ponen de acuerdo, se referirá pues a un modelo puramente interior o no será".
La difusión de las ideas surrealistas llegó hasta Latinoamérica y tuvo gran repercusión en las manifestaciones artísticas de los años cuarentas y cincuentas.
Una de las técnicas conocidas del Surrealismo fue el cadáver exquisito ya sea en pintura y literatura, la escritura o el trazo al azar de palabras o líneas con lo que intentaban conocer su mundo interior para dejar fluir su imaginación hasta llegar a alcanzar la surrealidad (punto donde se unen la realidad y los sueños)
Muchas ideas surrealistas llegaron a ideologías políticas, que eran expresadas en revistas creadas por los propios artistas, ellos crearon varios grupos donde muchos artistas fueron expulsados, hubo desmembramientos y revueltas.
El Surrealismo, al ser una vanguardia de entreguerras, transformó la vida por medio de la liberación de la mente del hombre de toda prohibición tradicional que la ezclavizaba. Haciendo así que las maneras y las nuevas formas de expresión se vieran modificadas y se modificara el concepto y la idea de Arte que hasta el siglo XIX se conocía.
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